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Cultura Chachapoyas

Cultura Chachapoyas


La Cultura Chachapoyas ha dejado impresionantes ciudadelas de piedra, fantásticos mausoleos y sarcófagos construidos en lugares casi inaccesibles. Son característicos sus edificios circulares decorados con frisos y altas murallas defensivas.

El territorio de los Chachapoyas era extenso. Comprendía el espacio triangular conformado por la confluencia de los ríos Marañón y Utcubamba, hasta la cuenca del Abiseo, donde se levantan las ruinas de Pajatén. Su centro estuvo en la cuenca de Tucubamba, por lo que su población se desplazaba entre los 2 mil y 3 mil metros de altitud. 

El área corresponde a una región que siendo cordillerana por su relieve se caracteriza por estar cubierta de una densa floresta tropical. Por eso actualmente se la llama Andes Amazónicos, en sustitución de la antigua e imprecisa terminología de “montaña”. 

¿Qué significa Chachapoyas? 

Hay varias versiones. Según Federico Kauffmann, de ser voz quechua podría provenir de sacha-p-coolla que equivaldría a “gente colla silvestre/por morar en la floresta” (sacha significa silvestre; colla, nación de habla aymará). 

Según la arqueóloga Inge Schjellerup, chachapoyas quiere decir “el lugar de los hombres fuertes”. Este nombre les fue dado por los incas, quienes les enviaron mensajeros para que dijeran si querían someterse a ellos pacíficamente o a través de las armas. Los Chachapoyas respondieron que lucharían hasta la muerte antes de perder su libertad. Existe otra versión, según la cual el nombre chachapoyas viene de Sachapuyas: sacha significa monte y puya quiere decir neblina. Este nombre estaría vinculado a la constante nubosidad de la región. 

DATOS HISTÓRICOS

A la llegada de los españoles los Chachapoyas constituían una de las muchas naciones que integraban el “país de los incas”. Su incorporación no había sido fácil, debido a los brotes de resistencia que los chachapoyas ofrecieron una y otra vez a las tropas incaicas. De la presencia incaica en el territorio chachapoyano quedan los restos arquitectónicos de Cochabamba, situados en las cercanías de las nacientes del Utcubamba. 

De los tiempos más remotos, anteriores a la Cultura Chachapoyas, dan cuenta testimonios expuestos sobre paredes rocosas. Tal es el caso de la pintura rupestre de Chiñuña-Yamón y de Limones-Calpón en la provincia de Utcubamba. 

De la Cultura Chachapoyas propiamente dicha quedan innumerables restos arquitectónicos, entre ellos Kuélap, Condón (sitio rebautizado con el nombre de Vilaya), Olán, Purunllacta (llamado hoy Monte Peruvia), Pajatén, etc. Todas estas expresiones de arquitectura muestran un modelo que permite emparentarlas.

Se define por la tendencia circular de las construcciones de mampostería de piedras regulares, por estar levantadas sobre plataformas construidas en pendientes y por sus paredes, en ciertos casos decoradas con figuras simbólicas. 


LA FRONTERA AGRARIA

Los cordilleranos terminaron por ocupar zonas de los Andes Amazónicos por la necesidad de ampliar su frontera agraria. Esta explicación se encuentra en el medio geográfico tanto cordillerano como costeño, caracterizado por sus extensas zonas áridas que se traducen en una dotación limitada e insuficiente de suelos aptos para el cultivo. 

Para una población como la peruana dedicada desde hace tres mil años al cultivo intenso de la tierra, con una tasa demográfica creciente y desproporcionada para el medio, las áreas de cultivo eran vitales. Esta tesis recibe el calificativo de “serranización de la selva”, la que es palpable tanto en lo geográfico como en lo cultural. 

LA INFLUENCIA HUARI

Los sarcófagos antropomorfos no parecen ser otra cosa que el remedo de fardos funerarios dotados de una máscara de madera, como los del llamado Horizonte Medio, cuando imperó culturalmente lo que se conoce como cultura Tiahuanaco-Huari o Wari. Los mausoleos, por su parte, son modificaciones de la chullpa o pucullo, elemento de carácter funerario de gran difusión en el Perú antiguo e inserto también en el marco cultural de Tiahuanaco-Huari.

COSTUMBRES FUNERARIAS

La Cultura Chachapoyas tiene dos patrones característicos. Aunque son modalidades diferentes, ambos están ubicados en grutas excavadas en lo alto de barrancos rocosos prácticamente inaccesibles. No sabemos por qué enterraban a sus difuntos en lo alto de estos precipicios. Se cree que desde las alturas los ancestros, al igual que los apus, se transformaban en lugares de culto. 

Uno de ellos está representado por el entierro en sarcófagos, como las suntuosas tumbas encontradas en Carajía que fueron colocadas verticalmente y emplazadas en grutas excavadas en lo alto de precipicios. 

El segundo tipo está formado por grupos de mausoleos; es decir “mansiones de difuntos” construidas como si se tratara de viviendas diminutivas, emplazadas en grutas labradas en los acantilados. 

Son grandes grupos de construcciones cuadrangulares a manera de chullpas que a veces tienen dos o tres pisos. Han sido denominadas casas funerarias. El interior tiene apenas 1m. de alto, por lo que se descarta que hayan servido como viviendas. Tienen techo a dos aguas, cornisas grandes y los nichos pueden ser cuadrangulares o en forma de T. En cada cámara se colocaban varios cuerpos junto con numerosas ofrendas funerarias como redes, collares, plumas, vasijas e instrumentos musicales. Destacan los mausoleos de Revash y Usator.

De acuerdo al material arqueológico analizado por las expediciones Antisuyo ejecutadas por el Instituto de Arqueología Amazónica y el Centro Studi Richerche Ligabue de Venecia, los chachapoyas no ostentan tradición cultural de origen amazónico; por el contrario, tienen raíces andinas. Si bien en ciertos casos presentan una fisonomía particular, sólo se trata de formas de cultura cordillerana que sufrió modificaciones debido a factores geográficos y a su relativo aislamiento. 

LOS SARCÓFAGOS

El cuerpo del difunto en cuclillas era envuelto en tejidos y colocados sobre una piel de animal. En torno a él se construía el sarcófago de arcilla con ayuda de palos y piedras. El resultado era una cápsula de forma cónica y a veces cilíndrica, con una altura de entre 0.80cm. y 2.50m. Los más complejos llevaban una falsa cabeza colocada en la parte superior, por lo que adquirían un aspecto antropomorfo. Otros la llevaban más abajo, inclusive en la zona media, y algunos no la tenían. La falsa cabeza muestra una cara aplanada, con prominente mentón y gran nariz, además de ojos y boca. Esto nos hace recordar los fardos funerarios del Horizonte Medio con sus falsas cabezas. Federico Kauffmann piensa que los sarcófagos podrían ser una imitación de tales fardos. 

Al interior del fardo se colocaba un ajuar funerario compuesto por vasijas de cerámica, instrumentos textiles y calabazas. La parte exterior incluye en algunos casos diseños pintados.

Los sarcófagos eran construidos in situ, solos o alineados en grupos de menos de diez. Destacan las agrupaciones de Chipuric, Petuen, Guan y Ucaso. Algunos de ellos, intactos todavía, parecen vigilar desde las alturas. 

La Belleza de las Mujeres 

Cieza de León describe a los chachapoyas como los más graciosos y de tez más blanca entre los indios. “Sus mujeres eran tan hermosas que por sólo su gentileza muchas de ellas merecieron serlo de los ingas y ser llevadas a los templos del sol… andan vestidas ellas y sus maridos con ropas de lana y por las cabezas usan ponerse a sus llautos”. Más adelante adoptaron las costumbres de los cuzqueños.

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