La Contrarreforma
LA CONTRAREFORMA
Se llama Contra Reforma al movimiento de renovación que surgió dentro de la Iglesia Católica, con motivo de las censuras que le había formulado el Protestantismo.
En vista de los duros ataques de Lutero y Calvino, la Iglesia acordó reformarse a sí misma, esto es, reorganizarse sin tener en cuenta las críticas de la herejía. A esto se llama Contra Reforma, porque fue un movimiento opuesto a la Reforma Protestante. Para realizar esta renovación se reunió el Concilio de Trento.
EL CONCILIO DE TRENTO
Dentro de la Iglesia se llama Concilio Ecuménico a la reunión de los altos representantes del Clero, para tratar asuntos de suma importancia religiosa. Uno de estos Concilios se reunió en Trento en 1545, convocado por el Papa Paulo III, en vista de los ataques del Protestantismo.
El Concilio sesionó durante 18 años (1545-1563) con algunas interrupciones, y entre sus acuerdos más importantes figuran los siguientes:
- Nadie podrá interpretar la Biblia libremente, pues sólo la Iglesia es infalible para dar una interpretación justa.
- Los siete sacramentos deben ser respetados y cumplidos estrictamente.
- No podrá contraerse matrimonio sin el permiso eclesiástico y queda prohibido el casamiento de los clérigos.
- El concilio reformó algunos ritos especiales del culto.
- Para evitar traducciones antojadizas, la Iglesia publicó la traducción de la Biblia llamada Vulgata Latina por estar escrita en latín y ser obra de San Jerónimo.
- Quedaron en todo su vigor el culto a los santos y la doctrina del Purgatorio.
LOS INSTRUMENTOS DE LA CONTRA REFORMA
Para combatir la acción protestante en la contra reforma, el concilio tomó acuerdos enérgicos. Resolvió reprimir la herejía, valiéndose de tres instrumentos o medios: el Index, el Tribunal de la Inquisición y la Compañía de Jesús.
El Index
Era el libro donde figuraban por orden alfabético todas las obras literarias y científicas que podían ser leídas por los católicos y también las que estaban prohibidos. Los castigos por la lectura de los libros censurados eran la prisión o el tormento. El impresor era tan responsable como el autor de una obra. El Papa Paulo IV estableció el Index.
El Tribunal de la Inquisición
Llamado también Tribunal del Santo Oficio, tenía por objeto juzgar a los acusados de herejía, imponiéndoles penas verdaderamente infames y crueles. Los jueces que formaban el Tribunal se cubrían la cara para evitar la venganza de los
parientes de las víctimas. La Inquisición hizo perecer a militares de personas en la hoguera, el tormento o la cárcel. Esta Institución sanguinaria fue una verdadera afrenta para la cultura y una vergüenza para sus creadores.
San Ignacio de Loyola
El gentil hombre Iñigo López de Recalde (1491-1556), había nacido en Loyola, situada en la región de las Provincias Vascongadas de España. Por haber sido herido en ambas piernas durante un combate, se desesperó creyendo que iba a morir; pero como viera que mediante sus ruegos a la divinidad, sus heridas sanaban rápidamente, se acrecentó su misticismo en grado máximo y durante su convalecencia ofreció a Dios dedicarse a defender los principios de la Religión, tan seriamente atacados por el Protestantismo.
Por tal motivo, se trasladó a París y estudio en la Universidad durante 6 años. Allí comenzó sus predicas y allí encontró sus primeros discípulos, entre ellos el que fue, más tarde, San Francisco Javier.
El 15 de agosto de 1534 fundó solemnemente la orden llamada Compañía de Jesús, la misma que en poco tiempo se convirtió en poderoso instrumento de la Contra Reforma.
La Compañía de Jesús
Esta orden religiosa tuvo una organización verdaderamente militar. Los estatutos, redactados por su propio fundador, San Ignacio de Loyola, exigían que sus miembros tuvieran espíritu de sacrificio y fueran rígidamente disciplinados. La obediencia al superior debía ser ciega. El jefe de la orden tenía el apelativo de General. Los jesuitas eran “Soldados de Cristo” y por lo tanto formaban un ejército.
En la contra reforma la compañía se propuso cumplir grandes fines:
Instruir, por cuya razón los jesuitas se dedicaron a la enseñanza secundaria, en Colegios muy bien organizados, que pronto se hicieron famosos por su disciplina y métodos.
En dichos colegios se hicieron ediciones de los más escogidos poetas y escritores griegos y latinos, para ser utilizados, como libros de lectura, en los salones de clase. De allí el nombre de Clásicos con que todavía se conoce a los autores selectos.
Hacer Propaganda a los principios del Catolicismo, combatiendo ardorosamente las ideas protestantes.
Catequizar a los incrédulos, por medio de misiones y de expediciones a los lugares más lejanos. Los jesuitas, por tal motivo, se repartieron por todo el mundo.
San Ignacio de Loyola murió en 1556. Por su vehemente fe y sus virtudes, fue canonizado por la Iglesia Católica.
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